ADIOS, EUROPA

Enlace a la publicación, En Perspectiva, 21 de diciembre de 2020

Hace algunos  días los científicos británicos empezaron  a hablar de una nueva variante del virus en el sur de Inglaterra. Su velocidad de contagio es mayor. Los casos  se duplicaron en tan solo dos semanas. Todavía no hay certeza sobre  su tasa de mortalidad. Tampoco si la vacuna, que este país fue el primero en el mundo en empezar a administrar, brindará protección total  frente a esta variante

El pasado sábado, Boris Johnson suavizaba así  el mensaje para una navidad casi suspendida: “no podemos continuar con la navidad tal como la planeábamos” . Londres y  muchas áreas de Inglaterra volvían a un cierre casi total. Al día siguiente varios países de la Unión Europea prohibían  la llegada  de los vuelos desde Reino Unido. Mientras escribo estas líneas la lista ya suma diecisiete países: entre ellos Italia, Alemania, y Francia.

Ambas medidas sorprendieron a una población desanimada que parece irse inmunizando antes a las malas noticias, que al Covid_19.  El cierre de las tiendas empezaría a regir a las pocas horas de anunciado. Las compras navideñas, que brindarían un poco de respiro a un comercio en estado de coma, quedaban suspendidas en formato presencial y ya con poco tiempo para encontrar un sustituto en el comercio electrónico.

El aislamiento del resto del continente, también muy sorpresivo, guarda un desagradable paralelismo simbólico con unas conversaciones encalladas  para instrumentar un acuerdo con la Unión Europea antes del 31 de diciembre. Según los pronósticos, acabará en “no acuerdo”.  Reino Unido que se irá de este matrimonio por  decisión propia, no  se llevará bajo el brazo ni siquiera un acuerdo de libre comercio . Y tras la irrupción de una nueva cepa del COVID_19,  le han cambiado la cerradura de la puerta antes de lo previsto

Nada asegura que en pocos días esta nueva variante del virus no  haga su aparición en el resto de Europa.  La nueva ola entró con mucho vigor. El rojo, ese color que a esta altura del año suele  vestir  los escaparates, las calles y las casas, hoy tiñe el mapa de Europa con indicadores de máxima alerta. Número de casos, de ocupación en cuidados intermedios e intensivos, fallecimientos.

Italia replica en su segunda ola los efectos devastadores de la primera. Francia, España y Reino Unido de momento logran contener la cifras de fallecidos a niveles  algo inferiores a los de la primera ola. Portugal ,  Grecia y Alemania,  con versiones primaverales de la pandemia mucho más suavizadas o controladas que el resto del continente, se enfrentan, en esta segunda edición a un número de fallecimientos diarios proporcionalmente  más altos que sus vecinos . Ello a pesar que en todos los países se vienen aplicando en los últimos meses medidas para reducir los contactos: cierres parciales, confinamientos, toques de queda.

Las reglas para las reuniones y los desplazamientos para estas fiestas se hacen cada vez más restrictivas. En Reino Unido sólo se podrá celebrar con quienes se conviva. Con algunas variaciones esa será la norma general en Europa.  Las restricciones estarán entre un máximo de 6 a 10  asistentes.

Llevamos casi un año hablando en clave de pandemia. El coronavirus es  ya en muchos países, la primera o segunda causa de muerte en 2020. Para Reino Unido, termina de manera especialmente triste. Más lejos de Europa.

Pese a todo no deberíamos dejar de brindar por importantes  logros.

Porque entendimos que el debate no era entre la vida y la economía y que cualquier escenario que dejara colapsar nuestros hospitales debía ser descartado.

Porque el trabajo de los científicos y el personal sanitario salvaron y salvarán  millones de vidas.

Porque las nuevas herramientas digitales y los esfuerzos de todos los implicados para adaptarse a ellas,  permitieron  seguir enseñando y aprendiendo; evitaron el cierre de muchos negocios y atenuaron la destrucción del empleo.

Porque el mundo trabaja con un mayor nivel de coordinación, que esperemos ayude también en la recuperación económica.

Porque una vez más hemos demostrado que seguimos siendo unos bichos con una enorme capacidad de adaptación y de colaboración.

Brindemos por todo ello, amigos. De la forma que podamos, cuidándonos y cuidando más que  nunca a los nuestros, en estas fiestas que serán  sin duda alguna, muy especiales.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *